martes, 19 de junio de 2012

Resbalar... de eso se trata


-          ¡Es acertadísima Chris!
-          ¡No, no voy a ir!
-          ¡Vamos pues, acompaname!
-          No
-          Vamos en mi carro, yo te llevo, es por el aeropuerto
-          ¡No voy!
-          ¡Ya pues hazme la taba!
-          Qué chucha gano yo viendo a una señora loca que cree que con cartas predice el futuro, ya te dije que no voy, no molestes.
-          ¡Ay! Que pesado eres…
-          ¡Tú pues! que andas creyendo en tonterías y me quieres involucrar

Un par de horas después estaba sentado en una sala pulcra, adornada de muñecos raros, amuletos, inciensos  y demás chucherías... todo esto acompañado de una radio portátil que cada cierto tiempo emitía una voz que (por lo que entendí) decía “ooooooom “.
Tenía en frente a una joven  mujer, bien vestida, y de brillante sonrisa. Lo primero que me dijo fue “¿Por qué estás aquí si no crees?” Su pregunta no me sorprendió porque estoy seguro que parecía un provinciano recién llegado a la capital viendo todo lo que me rodeaba en esa sala así que lo único que le dije fue “de sapo”.

-          ¿Qué quieres saber? ¿Qué quieres que te diga?
-          No sé, yo he venido aquí a escuchar así que…

No me dejó terminar y empezó a barajar sus cartas, las separó por grupos y me dijo que escogiera uno de ellos.

La única persona que habló en el tiempo que estuve en esa sala desde que escogí el grupo de cartas fue esa simpática señora… para mi mala suerte.
“ustedes son tres hermanos”, “hay una persona mayor en tu casa”, “estudias o trabajas en algo que no te gusta, algo que hiciste por tus padres y no por ti”, “estás enamorado de una chica que no es para ti”, ”con esa chica saldrás dos meses más”, “tienes dos casas o dos familias”, “has tenido que luchar contra tus vicios para ser lo que eres ahora, y eso también lo hiciste por tus padres”

Puede ser que esta señora sin saber nada de mí, haya visitado mi blog, o sepa de mí por mi amiga o por algún otro lado, puede ser. Sin embargo, también puede ser que en verdad sea una bruja o tenga poderes divinos, o vea cosas que los comunes no vemos, no lo sé.  Para mi poca fortuna, si hay algo que puedo decir a favor de ella es que sea por la razón que sea (y los lectores de este humilde blog y aquellos que me conocen pueden dar fe) es que esas frases se ajustan a la verdad.
Esas frases son solo un puñado, una pequeña parte de las cosas que me dijo, que me recordó y que predijo. Lamentablemente para mí fueron cerca de treinta minutos de un monólogo de mi vida,  presente , pasado y futuro.

Maldito el día que me subí al carro de mi amiga, maldito el día que decidí sentarme en esa mesa y escuchar a esa señora tan buena gente, desde ese día cada una de las predicciones que me dijo con una sonrisa en el rostro se ha cumplido, las buenas, las malas y las feas.

No sé cómo lo hizo, me rehúso a creer que tiene poderes, que tiene alguna clase de habilidad sobrenatural o que ejerce algún poder sobre mi vida. Me gusta creer que estoy siendo víctima del azar, de un capricho de la vida, de una malacrianza de la vida porque sea cual sea el motivo, no estoy preparado para saber sobre lo que se me viene y esa es la gracia, eso es lo que quiero, ir rebotando sin rumbo, cayéndome y  resbalando una y otra vez, quiero seguir errando y seguir aprendiendo de mis errores que nunca aprenderé.

Aún no han sucedido algunas de las cosas que me dijo que se iban a dar y por mi salud mental espero que no se den, pero hay un par en particular que si espero con ferviente deseo que sucedan. Independientemente del resultado de las predicciones que se quedan en el tintero, odiaré a la señora de la sonrisa brillante, por el año que ha pasado, porque a pesar de ser yo el único culpable de esto, me gusta despotricar contra ella y seguiré acusándola de que durante un año ella, por una de esas cosas de la vida, me advirtió del resultado de mis acciones.

No volveré nunca a su sala porque no quiero que vuelva a tener otro golpe de suerte conmigo, no volveré porque creo que yo tengo mala suerte (incluso cuando tengo la buena suerte de saber lo que  me va pasar) porque me gusta resbalar, irme de cara de cuando en cuando, porque quiero que me rompan el corazón sin saberlo, porque quiero enamorarme sin saber cuando ni como,  porque quiero hacer las cosas sin saber que voy a reír o llorar al final, porque me gusta no estar preparado para vivir, porque ahí es dónde está el gusto de esto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cada una de esas cosas se cumplieron..
Pero recuerda que tu haces tu destino como tu quieras que sea...